La dieta es uno de los puntos más delicados del tratamiento de un paciente, primero porque existe infinidad de métodos, algunos contradictorios que crean confusión y segundo porqué fácilmente se le puede llegar a dar demasiada importancia creando una obsesión patológica por la dieta.
Sin duda la dieta es uno de los pilares fundamentales de un buen tratamiento, los alimentos provocan efectos sobre nuestro cuerpo y puesto que nos pasamos el día comiendo padecemos una fuerte exposición a esos efectos. Si los conocemos podemos beneficiarnos de ellos para que nos ayuden a mejorar una enfermedad o simplemente a mantener la salud. Si no los conocemos puede ser que estemos comiendo alimentos que nos perjudiquen la salud o nos agraven una enfermedad.
La dieta es algo más que la acción de comer, es todo un ritual, el ser humano asocia la comida a muchos aspectos de la vida social, comidas de trabajo, comidas de celebración, comidas de hermandad; eventos en los que la comida tiene un papel secundario pero imprescindible aunque muchas veces se celebran sin hambre ya que lo importante es la acción social. Este hecho pone en evidencia el enorme protagonismo que la dieta tiene en la vida del ser humano y por tanto la necesidad de controlarla y conocerla.